La industria textil está asistiendo a uno de los contextos más exigentes de su historia. Un escenario que ha acostumbrado durante los últimos años al consumidor a una inmediatez única. Y que, al mismo tiempo, se ha convertido en un reto sin precedentes. La industria necesita entender cuál es la realidad, qué va a suceder durante los próximos años y cómo el retail físico y el canal online van a convivir para dar respuesta a las necesidades de un cliente que cuenta con un cada vez mayor número de opciones.
Para entender la necesidad de la adaptabilidad de la industria textil al contexto actual es clave entender su notoriedad en un país como España. Según el último informa elaborado por la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación, la industria española de la moda tiene un peso en el PIB del 2,9%. Así como un 4’3% de empleo. Unas cifras que la convierten en un sector clave en nuestro territorio. Y que hacen necesario un cambio de perspectiva apoyada en el punto de vista tecnológico.
Hacia una transformación digital completa
La digitalización no afecta únicamente al canal de venta. Todos los pasos previos que definen a esta industria necesitan de una redefinición con el objetivo de adquirir una óptica competitiva a la altura de las necesidades del sector. Desde el desarrollo de los nuevos materiales hasta la fabricación de las prendas. Pasando por la venta o la distribución del producto.
Ante un escenario caracterizado por la competitividad, explorar todos los caminos existentes es clave para diferenciarse y responder a un consumidor acostumbrado a exigir la excelencia.
Conquistando la sostenibilidad
La innovación en torno a nuevos productos y materiales se ha convertido en una de las grandes prioridades del sector. Con la sostenibilidad asentada como una de las grandes preocupaciones de la sociedad, el aprovechamiento de los recursos existentes y la reducción de los desechos que se desprenden del proceso productivo van a ser un factor fundamental en la diferenciación.
La economía circular, que defiende el reaprovechamiento y optimización de los recursos, se convierte en uno de los ingredientes para ralentizar un modelo de producción basado en el consumo acelerado que ya ha quedado caduco.
Los sistemas de big data y la experiencia de usuario
Aprovechar las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías se debe asentar en el ethos de todas las compañías que nutren a este sector. La pérdida de rentabilidad de la fabricación en Asia posiciona a otros países como firmes candidatos para asumir el protagonismo en la producción. Para ello, es clave apostar por la innovación. Así como por la calidad y la gestión inteligentes de todos los recursos. El objetivo último es el de crear un nuevo paradigma industrial que asuma la importancia de la digitalización.
No obstante, para poder conseguir la consecución de este nuevo modelo productivo, la gestión inteligente de la información va a ser fundamental. El uso del big data permitirá a la industria conocer mejor al cliente. Así como adelantarse a su intención de búsqueda. La calidad de los procesos de análisis de los datos recogidos actuarán como un eje vertebrador para evaluar la experiencia del cliente en su interacción con nuestro negocio.
Hacia un proceso omnicanal orgánico
La industria textil se encuentra especialmente expuesta a los cambios en el modelo de comportamiento de los clientes. Éstos son mucho más reactivos en esta industria en comparación con el resto de sectores. El acceso a la información es más universal de lo que lo ha sido nunca. El auge de las redes sociales ha permitido que los canales puedan interactuar de manera directa con las marcas. Obviando a las tiendas físicas como una necesidad para poder acceder a cualquier producto y / o servicio.
La experiencia del cliente va a cobrar una notoriedad mucho mayor al del producto o servicio que se venda. Es necesario ofrecer nuevos servicios y utilidades que aporten un valor añadido al del propio producto en sí. Desviando el interés del cliente frente a las ventajas del comercio electrónico.
Integrar un escenario en el que convivan los distintos canales va a ser fundamental. Complementando tanto las características como las necesidades de la compañía, hacia un contexto omnicanal que demuestre un crecimiento orgánico en torno a los diferentes canales que lo integran.