Preguntas sobre el contenido de calidad
¿Hay que saber escribir bien? ¿Qué hay de la gramática, la ortografía y del vocabulario?
Esta por un lado la forma que le damos y luego el propio contenido. Ser experto en el tema a tratar es una gran ventaja. Saber exponerlo, también.
Todos hemos tenido profesores brillantes o al menos profesores entretenidos. A veces ocurre durante la clase y otras veces después, que nos preguntamos
“¿De qué estuvo hablando durante las ultimas 3 horas?”
Sin duda es un experto, pero no sabe exponer o enseñar.
Si a todas esas, ese profesor de habilidades comunicativas decide publicar un libro, esperemos que encuentre un buen editor.
Desde YOAST a la Hemingway App, hay aplicaciones que nos ofrecen indicadores sobre la calidad del contenido que publicamos. Han sustituido hasta cierto punto al editor con su temido rotulador rojo.
En conclusión, el conocimiento es importante y la habilidad de comunicarlo también.
¿Escribir o aportar información?
Escribir bien no es un don. Como todo, se aprende leyendo y escribiendo mucho.
Además, es importante buscar el feedback del editor y de los lectores.
Nunca esta demás escuchar los consejos de los expertos en la escritura, como Stephen King o Annie Dillard.
No es lo mismo escribir un artículo para una revista o un capítulo de un libro. Menos aún, escribir para la web.
Suelta las palabras, dice Janice Redish, referente en la usabilidad, especialmente para la escritura en la Web.
Los párrafos se hacen más densos y largos sobre la pantalla.
No leemos en la web. Buscamos información.
Si la palabra o definición está en negrita, en un bloque definido, mejor que mejor.
En ecommerce, escribimos para los usuarios que visitan nuestra página.
Escribimos textos de publicidad, descripciones de productos o recetas de mermelada. Compartimos noticias del sector, explicamos nuestros servicios y las ventajas de un software comparado con otro.
No leemos en la web. Buscamos información. Share on X
¿Qué diría Hemingway?
La Hemingway App puntúa la calidad de nuestro contenido según el estilo de escritura del escritor Ernest Hemingway. Es una herramienta útil para evaluar la calidad del contenido enfocado al ecommerce.
La herramienta se asegura de que las frases no sean demasiado largas y las palabras no muy rebuscadas. Audacia y claridad es lo que busca.
Muy propio de Hemingway. No le gustaban los adverbios. Lo tenía en común con Stephen King
El camino al infierno está empedrado de adverbios
Stephen King
Tampoco les gusta la voz pasiva. Directo y al grano, enfrentándose a las amenazas sin miedo.
Una prueba del New Yorker descubre que el propio Hemingway no hubiera recibido un aprobado en la aplicación.
Por el momento, no cuenta con versión en castellano.
La prueba de legibilidad de Flesch-Kincaid
Las pruebas de legibilidad de Flesch-Kincaid indican la facilidad de comprensión de un documento. Valoran la prueba según esta fórmula:
Cuanto mayor el valor del resultado, más fácil será comprender el texto.
Una puntuación entre 90 y 100 indica que un estudiante de 11 años puede entender el texto sin problemas.
Los valores entre 60 y 70, (los valores más comúnes) corresponden a estudiantes entre 13 y 15 años.
Resultados menores de 30 limitan una comprensión sin esfuerzo solo a titulados universitarios.
No quisiéramos llegar a la conclusión de que el estilo de Hemingway a veces tenía la madurez de un adolescente cargado de testosterona. A veces, quizás.
Panda y el contenido de calidad
Por último, Google ha publicado sus propias indicaciones para crear contenido de calidad.
Estas indicaciones son una respuesta a las preguntas que surgieron después del algoritmo Panda.
La primera regla es esta:
El contenido debe contener información valiosa e inspirar confianza sobre la expertise del autor
¿Recuerdas a nuestro profesor brillante de antes? Confiamos en que es un experto en el tema que está tratando.
Lo que le convierte en un buen profesor, es saber transmitir este contenido en el formato adecuado. Conoce a sus alumnos y los conocimientos previos de estos.
Habla en un lenguaje adecuado que los alumnos pueden y quieren entender.
Domina el tema lo suficientemente bien como para no tener que copiar de otros. Su contenido es único, con voz propia.
No queremos profesores que hablen durante 3 horas sobre anécdotas personales que no aportan conocimiento de valor.
La duración de la clase se puede hacer eterna. La de un artículo también. Párrafos de relleno dejan un mal sabor e insinúan que el autor no cuenta con todo el conocimiento que pretende tener.
Todas estas reglas se aplican en la creación de contenido de calidad online.
La clave está en la estructura
Un buen post sigue una estructura. Empieza por la introducción, el argumento y la definición de palabras poco conocidas. Sigue con el cuerpo de texto, exponiendo las ideas. Concluye con un resumen.
- Introducción
- Cuerpo
- Resumen
No es complicado optimizar un post con las palabras clave deseadas, si seguimos esta estructura.
Resumiendo
En resumen, para comprobar que un artículo tenga contenido de calidad, hagámonos las preguntas que propone Google
- ¿es útil? (responde a la pregunta que hace el usuario)
- ¿aporta información de valor? (el horario actual del restaurante, no el del verano anterior)
- ¿tiene credibilidad? (cita datos de fuentes fiables)
- ¿es único, específico y está escrito para usuarios y no para motores de búsqueda?
- ¿es atractivo?