En un contexto en el que la tecnología ha invadido todas las esferas de nuestra vida, todavía quedan una serie de objetos físicos que son capaces de posicionar nuestra presencia por encima del de la competencia. Detalles, a priori sin importancia, que han sido capaces de desafiar al avance tecnológico al que como sociedad nos hemos tenido que enfrentar durante los últimos años.
Uno de estos objetos son las tarjetas de visita. Históricamente relacionadas con el ámbito comercial y con su importancia para conseguir nuevos clientes, que actualmente han terminado por convertirse en una herramienta de trabajo tan práctica como eficiente. Especialmente si se tienen en cuenta todos los detalles que intervienen en la imagen que desprende la nuestra.
Lo que American Psycho nos enseñó sobre las tarjetas de visita
En el entorno corporativo, la tarjeta de visita actúa como una extensión tanto de su propia identidad como de la empresa de la que forma parte. Bien sabía de esto Patrick Bateman, protagonista de American Psycho, cuando comienza una batalla dialéctica contra el presidente de Pears and Pears en la película. Toda la trama de la escena versa en torno a la información que se puede desprender de cada una de las tarjetas que utilizan los allí presentes.
Con el paso de los años, las tarjetas de visita han terminado por convertirse en un arma de dimensiones incuestionables. Convertidas en un importante símbolo de estatus, se trata de un arma que permite competir contra los demás en cualquier contexto. Y en el que elementos tales como el gramaje de la tarjeta, la tipografía, el tipo de papel o los datos que quedan reflejados en la misma adquieren una importancia mayúscula.
Las características que tu tarjeta de visita debe cumplir
Menos es más
En un contexto en el que la innovación se encuentra en el ADN de la mayoría de las empresas, disponer de una herramienta que permanezca inherente al paso del tiempo. Y que, al mismo tiempo, sepa transmitir los valores de nuestra compañía es fundamental. Las tarjetas de visita son uno de los elementos de nuestro negocio que no deben romper con la personalidad de nuestra empresa.
Un diseño clásico, de efectos simples, pero bien trabajado es todo lo que necesitamos para asegurar la máxima eficacia de este tipo de herramientas.
La coherencia de la tarjeta
¿Ocupas un puesto de relevancia en la banca? ¿Eres el CEO de una start up de nueva creación? ¿Formas parte del equipo de diseño de un grupo editorial? Tu tarjeta de visita debe ser capaz de hablar por sí misma.
Trabaja en el diseño de tu tarjeta para que sea acorde al puesto, y al sector, que ocupas. No obstante, ten en cuenta que cada información que ocupe un espacio en la tarjeta debe resaltar. Cuanto más saturado esté el diseño, menos impacto tendrá la información que se encuentra presente.
Resalta la información según la importancia
Cada tarjeta debe incorporar la información esencial. Además, se debe resaltar por orden de importancia. El nombre y el puesto que se ocupa en la empresa es fundamental. Así como los datos de contacto. A partir de ahí, se deben escoger cuáles son los elementos complementarios que se merecen estar junto a nuestros datos personales.
¿Qué tipografía vas a utilizar?
Apuesta por la elegancia que desprenden las fuentes simples. La familia de las sans serif, con terminación de palo seco, siempre son una apuesta segura. Cuanta mayor legibilidad cuente la tarjeta, mayor profesionalidad van a transmitir.
En la mayoría de los casos, las fuentes relacionadas con el sector de los negocios suelen impregnar una buena presencia.
La importancia de la tipografía en un logotipo
Conquista a tus clientes por el tacto
Una tarjeta de visita actúa como un escenario en el que la experiencia de usuario ocupa un papel determinante. El tipo de cartulina utilizada, el gramaje de la misma, el cuidado por los relieves, los acabados…
Entrar en contacto con una tarjeta de visita es una experiencia sensorial que merece ser cuidada hasta el más mínimo detalle.