Título: ¡La Fábrica de Ideas!: Creatividad y estrategia en un mundo diverso
Autor: Juan Daniel Correa Salazar
Sobre el autor
Juan Daniel Correa Salazar es economista y docente. También es director de Creatividad en Acción, centro especializado en el estudio y la aplicación de la creatividad a contextos empresariales.
Conceptos clave
- La creatividad es un recurso que todas las personas tienen a su alcance, pero las empresas deben apoyar su desarrollo.
- Para conseguir un objetivo, a la creatividad debe estar acompañada de una actitud perseverante.
- Para dirigir la creatividad, hay que tener claro el propósito al que se orientará la empresa.
- Es imprescindible contar con una estrategia de trabajo bien definida.
- Los cambios en el entorno, como las crisis, generan oportunidades para ser creativos.
- Para resolver problemas nuevos o enfrentar una situación desconocida, pensar de manera innovadora es un recurso altamente efectivo.
- Una persona creativa siempre cuestionará las soluciones preestablecidas y comúnmente aceptadas.
- La inspiración creativa muchas veces surge al emular algo para mejorarlo.
- Conectar conceptos a través de nuevas relaciones es una característica de las mentes creativas.
- Para activar el pensamiento creativo no hay nada más efectivo que ponerse en acción y decidirse a dar el primer paso.
Esfuerzo y constancia: el precio de la creatividad
Superar los retos en la vida y en los negocios requiere esfuerzo y constancia. Por eso la creatividad siempre debe combinarse con persistencia. La creatividad no es solamente concebir una idea sino que implica realizar lo necesario para materializarla.
Es necesario imaginar y visualizar los objetivos de manera consciente, pero también saben llevar a cabo las acciones necesarias para realizar la visión. Debemos saber que es necesario renunciar a caer en la trampa de las soluciones prefabricadas. Una característica o habilidad común en las personas creativas es asociar ideas en apariencia inconexas para crear nuevas soluciones. La clave está en la combinación de visión, esfuerzo, flexibilidad, innovación, valores y constancia.
El arte y la creatividad
Para los empresarios y emprendedores que deben hacer presentaciones y desarrollar proyectos, la lección que puede desprenderse del deporte y de los conciertos de cualquier género musical, es que, como en la guerra, hay que reservar los mejores recursos que se tienen para el final. Un final memorable se graba en la mente y en las emociones de las personas, impactándolas positivamente con respecto a nuestra presentación o proyecto.
En creatividad la estrategia más efectiva que se conoce es ‘lanzarse al agua’, alejar los prejuicios y disponerse a emprender un camino nuevo.
Una estrategia muy efectiva es comenzar la planificación de un proyecto precisamente por el final. Comenzar pensando en el punto culminante para posteriormente, de manera retrospectiva, desarrollar los pasos que requiere llegar a ello, hasta llegar al inicio.
Creatividad y competencia
La creatividad es una herramienta intelectual que ayuda a enfrentar la competencia, no solo en el mundo empresarial, sino en el día a día, con plena claridad, con la conciencia de dónde empieza la estrategia que se propone, cómo se desarrolla y dónde es el lugar o el momento exacto de darle el último retoque. La creatividad abarca las metas, pero, asimismo, la capacidad de trazar una estrategia para alcanzarlas. Todo proyecto que se considere creativo ha de contener, aparte de un inicio y un término planificado estratégicamente, un nombre; se trate de una obra de arte, un título; para un producto comercial, una marca.
Cambiar de perspectiva
La defensa del status quo impide uno de los ejercicios naturales de las mentes creativas: derribar de murallas intelectuales y sociales. Tampoco ayuda a la creatividad estar atrapado en las ideas fijas, vivir atado a un mundo de preconcepciones: lo más importante para empezar a crear es perder el miedo a encontrar nuevas ideas que tal vez modifiquen por completo el entorno en el que cómodamente estábamos instalados. Otra buena práctica, relacionada con el hecho de liberarse de los convencionalismos, es dudar de todo.
“Pablo Picasso, para muchos uno de los artistas más representativos del siglo XX y para nosotros un fiel compañero de viaje, afirma que ‘si uno sabe con exactitud lo que va a hacer, es mejor no hacerlo’”.
En cierto sentido, las mentes creativas siempre le dan la bienvenida a las crisis: ahí donde otros se paralizan, ellos ven oportunidades; mientras las personas menos creativas se bloquea, los seres creativos hallan un nuevo comienzo y logran ver un gran final. Corren riesgos, en vez de rehuirlos, y, además, se divierten haciéndolo.
La palabra, el arte y su importancia
El proceso creativo comienza con la palabra: la expresión concreta del objetivo es el momento inicial de todo acto creativo. Debe enunciarse de manera clara y concisa: debe ser capaz de explicar y comunicar todas las fases de una idea: cómo comenzará, cuál será el desarrollo, cuál será el modo de lograrlo y cómo será el final. Solo así se consuma un acto creativo.
La creatividad, la Luz que todos llevamos adentro, a veces ha estado apagada por años enteros; y, de un momento a otro, se prende como una vela en medio de la oscuridad.
El lenguaje es una herramienta central para usar la creatividad en cualquier campo. Por ejemplo, en el contexto empresarial, el lenguaje facilita la comunicación en todos los niveles y es el vehículo para publicitar las ventajas de nuestro proyecto, servicio o producto. El lenguaje también es esencial para transmitir lo que se ha conseguido.
Estrategias creativas
Las personas creativas saben darse el tiempo suficiente para realizar cada proceso en el que se encuentren. También es importante actuar de manera oportuna, coordinando lo que se tiene que hacer en el momento adecuado. Convirtiendo el tiempo en nuestro aliado, no en nuestro enemigo.
Por pensar tanto dejamos de hacer cosas.
La creatividad también se relaciona con las capacidad, que toda persona puede aprender a desarrollar, de vincular mundos aparentemente inconexos; de conocer o moverse en ámbitos tradicionalmente separados.
El estratega no necesariamente es el que más sabe, ni el más hábil; el buen estratega es el que se rodea de los mejores.
Es importante mantener un equilibrio y recurrir a las fuentes de conocimiento probadas, es decir, a las personas con más experiencia, para consultar con ellos nuestras dudas o para que nos hagan ver aspectos que por nosotros mismos no identificaríamos. Estas personas y su conocimiento puede provenir de contextos diversos. Por ejemplo, podemos encontrar grandes enseñanzas para la gestión empresarial en las opiniones de los clientes insatisfechos. A través de sus quejas, pueden ofrecer una retroalimentación valiosa para mejorar nuestra empresa.
La creatividad sola no es suficiente; si queremos alcanzar metas importantes necesitamos acompañarla de estrategia.
La competencia también puede ser un elemento que estimule la creatividad. No se trata de asumir la competencia, por ejemplo, en los negocios, como una guerra sin cuartel, sino, según lo narra El arte de la guerra, el clásico de Sun Tzu, de desarrollar una estrategia para evitarla y conseguir los objetivos mediante la persuasión. También en eso consiste la creatividad: en ver de manera diferente fenómenos que la mayoría de las personas cree inamovibles —como la guerra—. En el arte de competir, la creatividad es un arma valiosa y pacífica.
Creatividad y anti-creatividad
Entre las habilidades que hay que desarrollar para ser creativos se encuentra el saber aprovechar los elementos que estén disponible a nuestro alcance. Para hacerlo de la mejor manera, primero debemos estudiarlos, conocerlos a fondo y, entonces aprovecharlos.
¿De verdad quieres ser creativo? Date la oportunidad de leer, de escribir, de jugar con el lenguaje, de sentir en el tus dedos el incomparable poder de la palabra.
Si el ingenio y la creatividad se usan para la destrucción, lo que a primera vista puede parecer un acto creativo, es en realidad un gesto “anti-creativo”. Un ejemplo es lo que ocurre con los proyectos empresariales que dañan el medio ambiente o las innovaciones cuyo beneficio se basa en la opresión de otras personas. Las personas que promueven este tipo de iniciativas no son creativas, sino su opuesto: son destructivas.
Lanzarse al agua, seguir la intuición y valerse del talento son elementos básicos al momento de crear. Esto funciona en cualquier ámbito y contexto.
Para ser creativo, es necesario atrevernos a dar un vuelco casi total en nuestros procesos mentales y nuestra forma de hacer las cosas: dejar de pensar como lo siempre lo hemos hecho y atrevernos a explorar lo que nos resulta extraño o ajeno. Conciliando los opuestos. Abrazando la idea de que hacer las cosas de manera diferente –y actuar de manera consecuente con ello– nos permite ampliar nuestra visión del mundo, utilizando la creatividad para traspasar las fronteras de lo conocido, e innovar. Las empresas que dieron un vuelco para adoptar y practicar la responsabilidad social empresarial en todos sus aspectos obtienen grandes beneficios en términos financieros, humanos y mercantiles.
Fuentes de inspiración
La mente creativa concilia los opuestos. Desde esta perspectiva, una de las propiedades o características de la mente creativa es la flexibilidad: creer en lo que estamos haciendo sin caer en la negación de las novedades y contradicciones; luchar hasta conseguir lo que nos hemos propuesto, pero sin ser obcecado; aprender y adaptarnos sin darnos por vencidos. Eso es ser flexible y creativo.
Creativos somos todos; estratégicos algunos. Creativos y estratégicos sólo son los mejores