Diferencias entre las finanzas para emprendedores y finanzas corporativas por Antonio Manzanera.
En las librerías vamos a encontrar libros de finanzas que suelen estar orientados a las finanzas corporativas, las finanzas para grandes empresas.
La primera lección
La primera lección que debemos aprender, dice Antonio Manzanera, autor del libro Finanzas para Emprendedores, es que las finanzas para empresas de nueva creación y las finanzas para empresas de gran tamaño no tienen absolutamente nada que ver. No es que jueguen en «otra liga», es que juegan a otro deporte. De hecho, si llevásemos a cabo los consejos que indican los manuales de gestión económica y financiera que se enseñan en la universidad, pondríamos en riesgo la supervivencia de nuestra empresa de nueva creación o startup.
¿Cuándo cierra una empresa?
A la pregunta ¿cuándo cierra una empresa? la respuesta habitual suele ser «cuando la empresa tiene pérdidas durante un período prolongado». Sin embargo no es cierto. Una empresa no cierra porque tenga pérdidas. De hecho, cuando se crea una empresa es muy probable y normal que tenga pérdidas los primeros meses o incluso años.
Por ejemplo, la empresa Spanair, una aerolínea española, perdió dinero, muchos millones de euros en este caso, cada año. Pero no cerraba. Aunque sus ingresos eran muy inferiores a sus gastos, los accionistas decidían invertir más dinero para mantener esos gastos. Una empresa cierra cuando no puede pagar sus gastos, y por tanto deja de poder operar (no cuenta con servicios, materias primas de proveedores o personal).
Conoce la historia de Spanair aquí: Enlace
Puede cerrar antes de tener deudas que no podrá afrontar, o cuando no las afronta y los proveedores denuncian por impago a la empresa y se inicia un concurso de acreedores. Este es el motivo y el momento por el que cierra una empresa. Cuando deja de poder afrontar sus gastos.
Ejemplo
Spanair no obtenía suficientes ingresos de sus clientes, pero seguían consiguiendo recursos de sus inversores. No era rentable, pero como todos los proveedores cobraban, no tenían que cerrar.
Como ejemplo del otro extremo, podemos suponer que constituimos una empresa de servicios, como un bar. El primer día de apertura, con el bar impoluto, recibimos un cliente que nos encarga un catering para su empresa. Como tiene una empresa de 1.000 empleados, y nuestro coste por menú es de 30 euros, nos ha hecho un pedido de 30.000 euros. Con ese pedido confirmado, lo primero que hacemos es ir a una ETT (empresa de trabajo temporal) para contratar más camareros. Hacemos un encargo de refrescos, agua y cerveza. Compramos alimentos para cocinar los diferentes platos del almuerzo. También alquilamos una furgoneta para poder mover enseres.
Llega la hora del catering para nuestro cliente. Servimos la comida con los recursos humanos y físicos que hemos contratado. Sale todo bien. Recogemos después de nuestro duro pero afortunado primer día de negocio y dejamos tras nosotros lo más importante: una factura emitida por un valor de 30.000 euros. A nivel contable, la legislación nos obliga a reconocer un ingreso cada vez que emitimos una factura. Por lo tanto, ingresos: 30.000 euros.
Cuando hemos adquirido los alimentos y contratado los servicios nos han emitido a nosotros también varias facturas. Supongamos que el importe total de esas facturas ha sido de 22.000 euros. Por lo tanto, gastos: 22.000 euros.
A nivel contable hemos tenido un beneficio de 8.000 euros. Tenemos más ingresos que gastos, es decir, somos rentables. Pero puede que llegue la fecha de cobro de la factura que hemos emitido a nuestro primer cliente, y que el cliente decida no pagarla. O que haya cerrado. Nosotros tendremos que acudir a la justicia para reclamar el pago. Pero, los proveedores que nosotros contratamos también quieren cobrar. Y puede que no tengamos capacidad para abonar las facturas de compra que hemos generado si no cobramos las facturas de venta que nos han hecho incurrir en esos gastos. Si alguno de estos proveedores nos denuncia, tendremos un plazo para resolver la situación o nos veremos obligados a declararnos insolventes y cerrar.
¿Qué es la solvencia?
La solvencia, es decir, la capacidad de afrontar las obligaciones económicas de la empresa, también llamada liquidez, es esencial en la gestión financiera de startups. Tener una tesorería que permita cobrar a nuestros clientes a tiempo para poder pagar a nuestros proveedores es el principal reto y objetivo financiero de un emprendedor.
Sin embargo, los libros que se estudian en la dirección de empresas prestan mucha más atención al concepto de rentabilidad, que puede definirse como el retorno que obtenemos de una inversión. Esto es muy relevante en grandes empresas porque deben decidir entre muchas opciones cuáles de ellas serán las que consigan generar un mayor beneficio al inversor. Las corporaciones y empresas que ya cuentan con un número grande de clientes, tienen liquidez para poder comparar opciones. Pero no es el caso de una pequeña empresa que comienza a andar. Por lo general una empresa pierde dinero al principio (a excepción de las empresas basadas puramente en servicios, que venden horas y se asemejan mucho a un trabajo externalizado).
Una empresa de nueva creación debe ser solvente el tiempo suficiente para que comience a ser rentable.
Profesorado: Antonio Manzanera
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