Casi un millón de cibercriminales en solo nueve meses. En concreto, el Informe de Seguridad Nacional de España recoge que el Centro Criptológico Nacional registró en el último ejercicio una cifra récord de 940.776, lo que supuso un aumento alarmante del 21,5% respecto al año anterior. Unos datos que ponen de manifiesto que ninguna empresa, ni particular, está a salvo de sufrir un ciberataque que puede suponer cuantiosas pérdidas económicas y daños reputacionales. Sólo en 2022, los ciberdelitos causaron un impacto de más de 5.000 millones de euros en empresas españolas.
Ya no basta con instalar un simple antivirus. Las amenazas digitales se han vuelto extremadamente sofisticadas, explotando técnicas como la ingeniería social, la inteligencia artificial o el ransomware para burlar las defensas convencionales. Phishing, denegación de servicio (DDoS), malware…, los cibercriminales utilizan un abanico cada vez más amplio y peligroso de vectores de ataque. Es por ello que las empresas deben elevar su nivel de protección mediante servicios de ciberseguridad adaptados a sus necesidades específicas.
La importancia de la ciberseguridad en la era digital
En la era digital en la que nos encontramos inmersos, donde los datos corporativos y las operaciones empresariales se gestionan mayoritariamente a través de sistemas informáticos interconectados, la ciberseguridad se ha convertido en un pilar básico e indispensable. Las brechas o vulnerabilidades que puedan existir en las infraestructuras tecnológicas constituyen puertas de entrada para los ciberdelincuentes con consecuencias. Y casi siempre malas.
Los riesgos y desafíos en este terreno son múltiples: fugas de información sensible, apropiación de credenciales, secuestro de datos mediante ransomware, interrupciones del servicio, pérdidas económicas cuantiosas y daños reputacionales. Por ello, resulta primordial invertir en soluciones y servicios de ciberseguridad especializados capaces de blindar eficazmente los sistemas corporativos.
Para hacer frente a las modernas amenazas cibernéticas, las empresas deben implementar estrategias de seguridad sólidas con las que proteger tanto sus infraestructuras digitales como los datos e información crítica que manejan.
«La ciberseguridad no se trata solo de contar con herramientas puntuales, sino de adoptar un enfoque holístico. Es necesario desarrollar una estrategia que combine personas, procesos y tecnologías de manera coordinada«, señalan los expertos de Alhambra IT, empresa dedicada al sector tecnológico centrada especialmente en ciberseguridad y servicios cloud.
Una estrategia que, como mínimo, debería de contemplar diferentes servicios como:
- Elaboración de auditorías para analizar de forma exhaustiva las vulnerabilidades e inseguridades presentes en las infraestructuras y sistemas.
- Servicios SOC (Security Operations Center): Monitorización 24/7 de las redes e infraestructuras tecnológicas para detectar amenazas y responder a incidentes.
- Seguridad en la nube: Proteger de forma específica los entornos y arquitecturas cloud, cada vez más utilizadas por las empresas.
Además, las empresas deben trabajar en desarrollar una cultura sólida en ciberseguridad con formación continua, conocimientos organizativos, implementación efectiva de medidas de seguridad, capacidad de detección temprana y planes de respuesta e incidentes. «La tecnología es importante, pero no basta por sí sola. El factor humano, contar con profesionales capacitados y procesos rigurosos es igualmente esencial«, añaden desde Alhambra IT.
Una actitud proactiva en materia de seguridad digital
En esta línea, si hay una máxima clave que deben seguir las empresas en el ámbito de la ciberseguridad es la de adoptar un enfoque proactivo basado en la prevención, detección temprana y respuesta inmediata. La ciberseguridad no puede reducirse a una postura meramente reactiva y defensiva, esperando a sufrir un ciberataque para activar los protocolos. Es imperativo anticiparse a las amenazas.
Precisamente, uno de los servicios clave en los que más están empezando a invertir las empresas es en la detección y respuesta a ciberincidentes mediante centros SOC. Estos equipos de analistas de seguridad trabajan 24/7 monitorizando las infraestructuras tecnológicas con el objetivo de identificar comportamientos sospechosos, anomalías e intentos de intrusión de forma temprana. En caso de detectar una amenaza o ataque en curso, estos se encargan de contenerlo, mitigarlo y restaurar los sistemas afectados.
Más allá de esta monitorización continua, las empresas también deben adoptar, de la mano de partners tecnológicos muy especializados en el ámbito de la ciberseguridad, una serie de buenas prácticas como el cifrado de datos sensibles, la gestión de parches y actualizaciones de seguridad, el control de accesos, la formación periódica de empleados e incluso simulacros de incidentes.
“Sólo estableciendo un perímetro de seguridad avanzado y robusto, las empresas estarán preparadas para afrontar con garantías los crecientes riesgos cibernéticos”, enfatizan desde Alhambra IT.
Los datos lo ponen de relieve: el actual ecosistema digital expone a las empresas a todo tipo de ciberamenazas. Por ello, es fundamental implementar una estrategia de ciberseguridad con la que proteger y blindar los activos corporativos frente a los criminales que pululan en la red.
La ciberseguridad ya no es una opción, sino una necesidad para garantizar la continuidad del negocio y la competitividad empresarial en un entorno B2B cada vez más exigente. Las organizaciones que no asuman este reto con la máxima seriedad y proactividad necesaria, corren el riesgo de sufrir graves perjuicios que pongan en jaque su supervivencia. En el campo de la ciberseguridad ya no cabe la improvisación.