Con carácter histórico, la presencia de coches autónomos siempre ha estado ligada al desarrollo tecnológico. Así como al impacto que elementos tales como la Inteligencia Artificial pueden llegar a causar en la industria automovilística. No obstante, durante los últimos años, y a consecuencia de la llegada de los primeros modelos de conducción autónoma, ha irrumpido un nuevo agente en la ecuación: la antropología aplicada a la carretera.
Nissan, fabricante reconocido en la industria automovilística a nivel mundial, ha sido una de las voces que mayor énfasis ha proporcionado a esta temática durante los últimos años. Su proyecto de Movilidad Inteligente no está basado únicamente en el coche eléctrico, autónomo y conectado. Además de ser capaz de reducir a cero las emisiones. Su proyecto también incluye una nueva variante: la seguridad del peatón.
La revolución social que el coche autónomo necesita
A lo largo de la historia de la sociedad, han sido muchas las revoluciones que hemos tenido que se han tenido que superar hasta interiorizar un nuevo patrón de conducta. Inmersos en pleno siglo XXI, parece que una de las revoluciones que van a marcar el futuro de la sociedad va a ser la Revolución Social.
Para el futuro de la conducción autónoma, evaluar el comportamiento de los seres humanos ante el coche autónomo cobra una gran relevancia. Conformando el ingrediente clave sobre el que pivotar toda la estrategia.
Una integración orgánica
La integración de los coches autónomos en nuestra estructura social debe llevarse a cabo de manera orgánica y armónica. El coche autónomo no puede irrumpir en las carreteras asumiendo todo el protagonismo y teniendo la prioridad en cualquier tipo de escenarios.
El coche autónomo debe conformarse de manera distinta según la ciudad en la que se encuentre. Respetando tanto los modelos de conducta como los patrones de comportamiento que se adecúen en cada contexto. Analizar los patrones de comportamiento de los peatones, así como su interrelación con el contexto, será fundamental para poder diseñar una estrategia.
Una de las posibles intenciones que baraja la industria automovilística hace referencia a la introducción de un nuevo concepto: los indicadores de intención. En base a un abanico de colores, es el propio vehículo el que recibe diferentes intenciones. Entre ellas, el deseo de cruzar la calle, de realizar un giro o de andar a una velocidad diferente a la habitual.
Los nuevos conceptos de movilidad
De manera paralela al desarrollo de la conducción autónoma han emergido nuevas formas de movilidad que presentan nuevos riesgos para el aterrizaje de los vehículos inteligentes. Entre ellos, la creciente tendencia al uso de los patinetes o las bicicletas eléctricas. Que provocan una nueva incógnita que despejar.
Como consecuencia de que se encuentran en un modelo híbrido que permiten comportarse como peatones o como vehículos, la inteligencia desarrollada para los vehículos autónomos necesita de una nueva dimensión que conquistar.
El coche debe poder interactuar y comunicarse del mismo modo que lo realizan los seres humanos. Entender el resto de agentes que se encuentran en la carrera, así como aprender de su comportamiento, es fundamental. Iniciando la transición en la concepción que tenemos del vehículo: de un producto mecánico y tecnológico hacia un agente social.