¿Alguna vez te has parado a pensar cuánto tiempo pasas sentado frente al ordenador cada día? La mayoría de nosotros dedicamos horas interminables al trabajo sin prestar atención a cómo afecta a nuestro cuerpo, pero esa ligera molestia en la espalda o el cuello que ignoramos puede ser una señal de alerta. Por este motivo, es importante prestar atención a la ergonomía de nuestro entorno laboral y mantener una buena higiene postural en la oficina. ¿Quieres saber cómo? Aquí te explicamos cuál es la postura más ergonómica durante la jornada laboral y qué hábitos te ayudarán a cuidar tu cuerpo mientras trabajas.
La importancia de la ergonomía en el entorno laboral
La ergonomía busca adaptar los espacios y herramientas a nuestras necesidades físicas para evitar lesiones o incomodidades. Si descuidamos aspectos como el diseño del escritorio, pueden aparecer problemas como tensiones musculares, dolores de cuello y, por supuesto, molestias en la espalda. Cuidar la ergonomía mejora la salud física y aumenta la concentración y productividad. Al fin y al cabo, ¿hay alguien capaz de rendir al 100% cuando tiene la espalda hecha un nudo?
Invertir en ergonomía no tiene por qué ser complicado ni costoso. Se trata de prestar atención a pequeños detalles y hacer ajustes que, a largo plazo, marcarán una gran diferencia: por ejemplo, comprar una buena silla de oficina como las sillas de Ofiprix, que son ergonómicas; colocar el monitor y el teclado a una altura que no perjudique el cuello, usar un reposapiés etc. Si prestas atención a tu entorno laboral y aprendes a mantener una postura ergonómica, tu espalda te lo agradecerá.
Qué es una postura ergonómica y su relevancia en la oficina
Una postura ergonómica es aquella que permite que nuestro cuerpo se mantenga alineado y relajado, reduciendo la tensión en músculos y articulaciones. Esto incluye sentarse con la espalda recta, mantener los pies apoyados en el suelo y ajustar la altura del monitor a la altura de los ojos. Parece algo sencillo, pero adoptarla puede cambiar completamente la forma en que te sientes después de una jornada laboral.
En la oficina, la relevancia de mantener una postura ergonómica radica en prevenir problemas como el dolor lumbar crónico o la rigidez de cuello. Cuando no prestamos atención a nuestra postura, es fácil caer en hábitos perjudiciales como encorvarse o cruzar las piernas durante horas. Estos gestos, aunque parezcan inofensivos, ejercen presión sobre la columna vertebral y pueden causar daños a largo plazo.
Guía de buenas prácticas posturales en la oficina
Hay varias formas de mejorar nuestra postura mientras trabajamos. Vamos a explorar algunos consejos clave para mantener una postura adecuada durante toda la jornada laboral.
Mantener la espalda recta mientras estás sentado
Asegúrate de que la silla de oficina tiene un respaldo que apoye la curva natural de tu espalda. Si el respaldo de la silla no es ideal, puedes usar un cojín lumbar. Una vez sentado, evita inclinarte hacia adelante al mirar el ordenador; eso solo añade presión a los músculos de tu cuello y hombros. Si logras sentarte con la espalda recta, sentirás menos tensión al final del día.
Posición adecuada de los pies y las piernas
La postura de las piernas también juega un papel importante. Tus pies deben estar completamente apoyados en el suelo para distribuir el peso de manera uniforme (si tu silla es demasiado alta, utiliza un reposapiés), y también es importante mantener las piernas en un ángulo de 90 grados, sin cruzarlas, porque cruzarlas puede afectar la circulación y provocar incomodidad.
Altura correcta del monitor y teclado
El monitor debe estar a la altura de tus ojos, de manera que no tengas que inclinar la cabeza hacia arriba o hacia abajo para verlo. Esto reduce la tensión en el cuello y los hombros. En cuanto al teclado, debe estar lo suficientemente bajo para que los codos formen un ángulo recto y las muñecas permanezcan en una posición neutral.
Consejos para evitar el dolor de espalda en el trabajo
Además de adoptar una postura ergonómica, hay otros trucos que pueden ayudarte a evitar el temido dolor de espalda mientras trabajas. Por ejemplo, hacer pequeños descansos cada hora para estirarte y cambiar de postura. A nuestra columna le beneficia el movimiento, así que levántate, camina unos minutos o haz algunos ejercicios sencillos de estiramiento. Esto ayuda a tu espalda, despeja la mente y mejora la concentración.
Otro consejo útil es mantenerte hidratado. Aunque no lo parezca, la hidratación influye en la salud de los discos intervertebrales, esos pequeños «amortiguadores» que tenemos entre las vértebras. Un cuerpo bien hidratado es más flexible y resistente al estrés físico.
Por último, presta atención a tu nivel de estrés. El estrés puede causar tensión muscular, especialmente en la zona del cuello y la espalda. Practicar técnicas de relajación como la respiración profunda o meditar unos minutos al día puede aliviar esa tensión acumulada.