Si hacemos la pregunta de cuál ha sido la invención de los últimos 100 años que más ha impactado en nuestras vidas y que haría irreconocible nuestro mundo tal como lo conocemos hoy, podríamos en la lista el motor de combustión, los semiconductores o los productos farmacéuticos.
Probablemente también el teléfono, internet o la televisión o los motores eléctricos y la invención de materiales como el plástico.
No dice Gary Hamel que, a pesar de lo importante de todas estas nuevas herramientas y tecnologías, bajo su punto de vista la invención más importante del último siglo ha sido el desarrollo de la ciencia de la gestión empresarial.
Esta ciencia tiene como objeto movilizar y organizar herramientas, métodos y personas con fines productivos que ayuden a transformar las sociedades.
A pesar de los progresos en el desarrollo de esta nueva ciencia de gestión empresarial, nos encontramos en un punto en el que debemos reinventar la forma en la que lideramos, planificamos, contratamos y motivamos a las personas dentro de las organizaciones. Los desafíos a los que tienen que enfrentarse las empresas no tienen precedentes.
Historia moderna de la innovación empresarial
Haciendo un breve repaso histórico en la evolución del management, viajamos hasta el año 1890. Si en ese año nos fijamos sólo en lo que por entonces se consideraba el «mundo desarrollado», entre otros países Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, veríamos que un 90% de las personas trabajaban en el sector de la agricultura. Las fábricas tenían 4 empleados como número promedio por lo que eran muy pequeñas y fragmentadas.
En 1915, sólo 25 años después, la Ford Motor Company fabricaba medio millón de coches al año y la US Steel era la primera empresa en alcanzar una capitalización de mil millones dólares. Para entonces ya se habían desarrollado herramientas de gestión empresarial como el Pago por productividad, le Contabilidad presupuestaria, el Diseño del flujo de tareas, la División departamental o la Gestión de marca.
Este primer desarrollo de lo que podemos denominar Management 1.0 lo llevó a cabo personas que habían nacido en el siglo XIX. Si representásemos gráficamente la evolución de los últimos 100 años en la disciplina de la gestión corporativa obtendríamos una curva con forma de esker en el que el ritmo se ralentiza cada vez más. Esto se refleja en cómo nuestras vidas laborales apenas han cambiado desde los años 50 ó 60. De hecho, en la actualidad, las empresas se gestionan en buena medida con las teorías desarrolladas durante el primer cuarto del siglo XX.
Gary Hamel nos expone 3 desafíos a los que se enfrentan las empresas en la actualidad y que requieren el desarrollo de nuevas teorías y métodos de gestión:
Desafío 1: Ritmo del cambio
Somos la primera generación que ha vivido un cambio en el ritmo del cambio. Como la tecnología se apoya en sus propios descubrimientos para avanzar, muchos elementos de nuestro mundo están cambiando de forma exponencial:
- Emisiones de CO2
- Conexiones de dispositivos a Internet
- Cantidad de datos generados por los dispositivos
- Número de genes secuenciados en el ADN
Hace 100 años nada cambiaba a esa velocidad: el cambio ha cambiado.
Desafío 2: Hiper competencia
La mayoría de las empresas en cualquier parte del mundo se enfrentan a una hipercompetencia. Hace unas décadas existían barreras de entrada en muchos sectores que protegían los márgenes de beneficio de las compañías. Las empresas que quieren mantener sus ganancias y no entrar en una guerra de precios deben invertir en Innovación y en la Destrucción creativa de forma constante para demostrar a su mercado cada semana por qué son necesarios.
Desafío 3: Conocimiento como commodity
Se denomina commodity a todo bien que es producido en masa por el hombre o incluso del cual existen enormes cantidades disponibles en la naturaleza, y que por tanto tiene un valor o utilidad y un nivel de diferenciación o especialización muy escaso.
La cantidad de conocimiento que se genera cada día y su facilidad de acceso lo han convertido en un bien cuya utilidad como elemento diferenciador desciende muy rápidamente.
Por esa razón el conocimiento no debe ser gestionado sino creado por las empresas aplicando la innovación. Deben adelantarse a la competencia con nuevos métodos, sistemas y productos cuyo desarrollo genera nuevo conocimiento y no se limita simplemente a copiarlo.
Evolucionar más rápido que los modelos de gestión
Las empresas que funcionarán en las próximas décadas serán aquellas que sean capaces de evolucionar más rápido que sus propios sistemas de dirección.
La capacidad para adaptarse a los cambios exponenciales de su sector más rápido que su competencia, siendo más innovadores y más motivadores a la hora de retener el talento de sus trabajadores.
Debemos cuestionar el dogma de gestión que hemos heredado de la etapa industrial y de servicios el siglo XX.
Debemos saber que la innovación surge en los márgenes. No vendrá desde arriba, desde las empresas líderes, sino que la mayoría de veces la generarán empresas de tercer o cuarto nivel. Esto ocurre también con las corrientes del arte, pintura, música o moda. Debemos estar dispuestos a aprender de esos niveles marginales.
A esto nos puede ayudar internet. La web reúne todas las características innovadoras de las que carecen nuestras organizaciones, y se ha convertido en una especie de sistema operativo mundial. La web ya es adaptable, innovadora e increíblemente atractiva. No hablamos sólo de las herramientas, sino de estos principios más profundos basados en compartir y crear conocimiento compartido.